domingo, 13 de junio de 2010

"Nosferatu", Werner Herzog (1979)


Se trata de la versión realizada por el director alemán Werner Herzog del clásico mudo Nosferatu, el fantasma de la noche, del año 1922, dirigida por Murnau. En esta ocasión el director ha podido, con los adelantos de la época, incluir en su película los diálogos y explorar a través de ellos. No obstante, en el Nosferatu de Herzog seguimos encontrando grandes influencias del cine mudo clásico, como es lógico; se trata de una interpretación muy cuidada, basada sobre todo en los gestos. La acción todavía no se hace tan patente como podrá verse en otras versiones más modernas, como la de Francis Ford Coppola, sino que Herzog nos presenta su historia cuidando los detalles y recreando la intriga y el miedo a través de otros elementos. No se trata, pues, de una narración abrupta, sino cauta y lenta, en la que lo más interesante es observar la manera en que el director recrea ese Romanticismo de la época. Es, sin duda, este punto el que más nos interesa de la película, ya que, a diferencia de muchas otras, Herzog ha sabido explicar mediante sus imágenes y sus planos el movimiento romántico. Así, nos encontramos en pleno Romanticismo, algo que se nos hace evidente al observar los planos y las actuaciones de los actores principales (Jonathan Harker y Lucy). Cobran gran importancia los paisajes, la naturaleza en sintonía con los héroes románticos. En este sentido, una de las escenas que mejor nos muestra esto es aquella en la que vemos a la pareja paseando por una desierta playa, todo apunta a la armonía, tanto lo que vemos como la manera de mostrárnoslo. La playa está solitaria, en ella solo se encuentran los enamorados, quienes, como es propio del Romanticismo, solo se necesitan a ellos mismos, y la iluminación y los planos nos remiten también a esa armonía. Resulta fascinante, sin duda, el plano donde se ve cómo la pareja se va alejando y quedan totalmente encuadrados dentro de las muy conseguidas regla de tercios y ley del horizonte, algo que también nos expresa esa sintonía armoniosa entre la pareja de enamorados y la naturaleza. Sin embargo, unas pequeñas olas actúan aquí como presagios del mal que está por llegar. Asimismo, el viaje de Jonathan Harker hacia el castillo de Nosferatu es toda una demostración de cómo el paisaje romántico va cambiándose según el estado anímico del protagonista, del héroe romántico y de lo que a este pueda sucederle. Por esta razón, podemos observar cómo va apareciendo la lluvia y el paisaje va tornándose cada vez más inarmónico conforme Jonathan se va acercando más a la morada del vampiro.
Pero ese Romanticismo también lo vemos en el manejo de los personajes de Lucy y Jonathan y su amor entre ellos: ambos están, debido a su gran y fuerte amor, conectados aunque se encuentren lejos el uno del otro y son capaces de llegar a sentir lo que el otro siente. Se trata de la empatía entre los amantes románticos. De esta manera, Lucy es capaz de saber que su prometido se encuentra en peligro, sin haber recibido ninguna noticia suya.
Por otra parte, destaca también la aparición de sentimientos en Nosferatu. Este ya no es simplemente una criatura maléfica que disfruta haciendo el mal y bebiéndose la sangre de sus víctimas, sino que es capaz de sentir sufrimiento y de desahogarse incluso con Jonathan sobre cómo se encuentra encerrado en su condición de no muerto. Resulta realmente fascinante ese ahondamiento en la psicología del vampiro y cómo Herzog nos plantea la muerte desde otra perspectiva, desde el punto de vista del que no ha conseguido morir y no puede descansar en paz.
Por otra parte, Herzog nos muestra en esta versión de la leyenda de Drácula una visión distinta de la mujer a la que hemos podido ver en otras películas (como Horror de Drácula, de Terence Fisher o Drácula, de Francis Ford Coppola). Si en esas películas la mujer es vista como simple icono sexual y objeto de deseo y de lujuria (Coppola) o como una encarnación del error y la torpeza (Fisher), en la versión de Herzog la mujer es la encargada de liberar a toda la humanidad del terror de la criatura de la noche. Así, Lucy solo se dejará ser mordida por el vampiro con el fin de dar su vida por los demás y conseguir que Nosferatu desaparezca. Es la mujer, por tanto, la encargada de luchar contra el vampiro y de intentar encontrar una manera para acabar con él; ni siquiera el doctor Van Helsing la ayudará, puesto que, en esta versión, no es un experto en vampiros ni cree en ellos.


1 comentario:

  1. Me gusto mucho tu análisis, estoy buscando alguien que hable sobre escenas especificas d ela pelicula ya que en verdad nunca lei Dracula y tan solo he visto la version de Herzog que me encanto, y concuerdo contigo en muchos puntos, es una gran obra de gestos colores y roces.

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