viernes, 18 de junio de 2010

"Manual de literatura para caníbales", Rafael Reig (2006)

Los Belinchón son una familia y generación de literatos movidos por el deseo de escribir la obra maestra. El problema es que todos ellos van por detrás de los movimientos literarios que se originan en cada época; así, uno de ellos se esfuerza por escribir el gran poema romántico cuando el Romanticismo ya ha llegado a su fin y se ha abierto paso el Naturalismo.

Rafael Reig utiliza el pretexto de los Belinchón para hacernos un recorrido nada convencional por todos los movimientos de la literatura hispánica, desde el Romanticismo de Larra o Espronceda hasta la literatura de nuestros días, con autores como Javier Marías. Por ello, no es extraño que encontremos la palabra “manual” en el título, ya que el autor pretende reestructurar la Historia de la literatura en lengua española, alejándose de los cánones tan asentados en los que se encuentra. Así, Rafael Reig, cual Nietzsche con martillo en mano, derrumba todas nuestras ideas forjadas sobre los autores más importantes de nuestra literatura y acaba con los manuales tan llenos de polvo que durante tanto tiempo nos han enseñado la vida y las obras de los autores. El propósito es claro: se trata de poner fin a esa mitificación de los autores literarios más prestigiosos, a la que, sin duda, han dado lugar esos manuales que tanto nos alejan de los literatos. Por ello, Rafael Reig, con grandes dosis de humor y perfecta irreverencia, nos acerca a los grandes clásicos y a los autores actuales, destruye las distancias entre lector y autor y nos presenta a esos escritores como lo que fueron y lo que son: personas de carne y hueso como todos nosotros, con defectos, que se dedican al curioso oficio de la literatura. Así, no es de extrañar que el autor nos hable de manera tan poco ortodoxa de la tan conocida homosexualidad de Federico García Lorca o de su afán de protagonismo en cada reunión.

Cada capítulo o, mejor dicho, cada tema está acompañado por unos ejercicios propuestos por el autor y unos comentarios en los que el propio Rafael Reig instala su propio canon literario, muy alejado de las premisas literarias y todo lo políticamente correcto.



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